miércoles, 7 de marzo de 2018

DEJAR DE FUMAR YA (I PARTE)

Así dejé de fumar ( I parte : Introducción )
    Aún esté considerado como una de las adicciones más fuertes que existen en el mercado de la droga (solo la supera la heroína) , el tabaco no es tan difícil dejarlo.
¿Cómo he llegado a esta conclusión?. Con la práctica. Pero primero analicemos mi historia personal en relación al tabaco :


Como todos ( o casi todos ) uno empieza a experimentar con el tabaco desde temprana edad. Quizá usted se vea identificado conmigo cuando le digo que con trece o catorce años robé mi primer cigarrillo a mi padre. Mi padre fumaba en casa, quizá eso ayude a que la curiosidad infantil caiga en “probar” eso que con tanta naturalidad y , aparente gusto, hace tu padre cada hora y algo aproximadamente. También se verá identificado si recuerda como un grupo de adultos , para reírse, deja que des una calada a uno de sus cigarros . Recuerdo que fue en la casa de mi abuela. Estaba mi tío José y mi padre fumando en el salón cuando les dije que si me dejaban “chupar” del cigarro “ a ver cómo es eso”. Más por la broma que otra cosa mi padre accedió . Fue la primera vez que se encendió mi alarma natural, la que todos tenemos y nos avisa si algo es bueno o malo. Recuerdo como me ardía el pecho como si tuviera brasas y tosía como un loco. ¿Cómo pueden los adultos meterse esa mierda entre “pecho y espalda”?. Es casi la misma sensación de cuando te tomas tu primera cerveza. Te asquea. Tu cuerpo te hace toser como un loco para expulsar esa mierda que te has metido, te hace sentirte mal para que no lo vuelvas hacer. (Más adelante te darás cuenta que al cerebro es muy fácil de engañar y de algo que es horrible para la salud lo convierte en algo falsamente agradable y placentero) .



Quizá , porque la memoria tampoco me abarca mucho en esas tempranas edades, esa fue mi primera experiencia con la nicotina. La segunda, probablemente, fue el día que le “robé” a mi padre un cigarrillo y me lo intenté fumar en el cuarto de baño un buen día que no estaban mis padres en mi casa . Recuerdo como intentas tragarte el humo pero no sabes. Empiezas a fumar un cigarrillo como si fuera un puro , dejando el humo en la boca y expulsándolo. Con miedo, incluso , a tragártelo y ponerte, de nuevo, a toser como un loco. ¿Qué tiene el humo del tabaco? O mejor dicho ¿Qué tiene eso de expulsar humo por la boca o nariz?. No entiendo cómo pero es ritual. Quizá sea un componente genético que todos llevamos de las épocas pretéritas en las que nuestros antepasados veían alucinados, impresionados, absortos… como el chamán del grupo expulsaba humo por la boca combinando un componente mágico con el de poder.

Siempre se ha relacionado el poder con el fuego. El fuego tiene la capacidad de destruir. El fuego produce humo. Si dominas el fuego de tal manera que puedes introducirlo en tus pulmones y/o boca y expulsarlo… estás dominando un poder temible. Suena absurdo pero tengo esa teoría. El fuego es un componente místico. Lo primero que adoraban los hombres. Desde el chamán que fuma al baile grupal ritual que se hacía ante una hoguera. El fuego tiene tanto poder que es capaz de destruir y de purificar a la vez ( quema de infieles para purificarlos , práctica muy habitual en religiones de la antigüedad ). Mediante el fuego “purificamos” plantaciones que ya están viejas para poder aprovechar de nuevo la tierra para la siembra (incendios controlados de plantaciones obsoletas), de la misma manera el fuego puede arrasar con cientos de hectáreas si no es controlado.



Así pues , con esa temprana edad de catorce o quince años, ahí estaba yo en encerrado en el cuarto de baño, haciéndome el adulto imitando los gestos que había visto en mi padre o tíos, haciendo como el que fuma , los domina y disfruta de ello (aunque estuviera sufriendo por hacerlo). Como digo, aquí, el componente psicológico prima sobre el físico.

A nadie se le pasa por la cabeza, en esos momentos, que eso que tanto te hace toser se convertiría en un vicio tan pesado como si llevaras todos los días una maleta con piedras.

En mi primer trabajo tenía que trabajar por las noches. Al aire libre. He de decir que era un trabajo muy aburrido pues se limitaba a labores de vigilancia de ciertas instalaciones. En un lugar fijo y, como digo, al aire libre (control de acceso). No hay cosa más peligrosa que una mente inmadura, tener dinero y aburrimiento a la vez. Es cuando ves la oportunidad de profundizar (pienso que absurdamente) en eso de fumar. He de decir que cuando se empieza a fumar, y esto usted lo sabe bien, nunca se piensa : Esto me va a enganchar de por vida , lo consideras como algo físicamente indeseable (te hace toser, te duele la cabeza) pero muy positivo desde el punto de vista sociológico ( dar impresión de madurez, control, poder, actitud ). Hasta que acabas adquiriendo el hábito.

Si antes lo hacías solo en el trabajo ahora fumas los fines de semana. Solo los fines de semana, piensas que lo tienes controlado porque solo fumas los fines de semana , cuando, en realidad, no te das cuenta que has pasado de fumarte uno a escondidas, sin saber hacerlo, en el cuarto de baño de tu casa a escondida de tus padres, a fumarte cinco cigarros un Sábado mientras estás en la calle con tus amigos. Es decir ¿Seguro que lo tienes controlado? Pasé a fumar un 500% más de lo que hacía ( de uno a cinco o seis ).



Sigue la progresión del vicio. Ya sabes cómo se fuma. Ya sabes tragarte el humo. Tus amigos no fumadores o las chicas te miran con aprecio, deseo y consideración : eres todo un “machote” ya sabes fumar. Das una calada y el humo los expulsas perfectamente por tu boca. Te sientes vital. Eres joven aún y no te afecta casi nada fumarte cinco o seis cigarrillos una noche con tus amigos en el parque, con un litro de cerveza. Sí, lo que hace todo el mundo.

Pero ¿lo controlas? ¿seguro?. Ya te fumas uno el Lunes, otro el Miércoles, uno el Jueves, etc… ( y empiezas a darte cuenta que no fumas más porque no quieres que tus padres te descubran ). Puedes lavarte en lejía o sosa caustica que el tabaco siempre deja algo de olor . Tus padres te advierten “ oye hueles a tabaco, tú no estarás fumando no?”. Lo niegas, evidentemente, les dices que “estoy con gente que fuma tabaco y es normal que me coja olor”.

Siempre te tocará un amigo que fuma más, todos los días, con el beneplácito incluso de sus padres ¡¡ les deja fumar en casa!!. Te entra la vena rebelde ¿y yo por qué no puedo?, empiezas incluso a cuestionarte si tus padres te quieren o no por dejarte, o no, fumar en casa. Suena absurdo, pero es así .

Es cuando empiezas a ir más veces a casa de tu amigo con la excusa de estudiar juntos. En realidad lo haces para fumar tranquilo. Te cuenta un truco ¿sabes que si te lavas las manos con limón no te olerán las manos a tabaco? ¡¡ es verdad!!. Ya vas incluso con algún limón a casa de tu amigo a estudiar.

Has pasado de fumar uno al mes a escondidas de tus padres, a fumarte cinco el Sábado con tus amigos, a fumarte uno o dos todos los días por las tardes en casa de tu amigo.

Y todo evoluciona y llega a esa fatídico día en que te gastas dinero en un paquete de tabaco. No recuerdo cuando compré mi primer paquete de tabaco, quizá con 17 o 18 años. Vas a comprar como si fueras un terrorista buscando material radioactivo para hacer una bomba.

Escondes el paquete de tabaco bajo la mesita de noche de tu cama. Lugar infalible para que no te pillen. Ingenuo (mi madre retiraba la mesita para pasar la fregona por ahí ).

Te pillan , lo dejas durante un tiempo, pero vuelves a caer. Vuelves a caer porque aún no eres consciente de que fumas por una NECESIDAD PSICOLÓGICA de hacerlo que no FÍSICA. (Por mucho que digan que el síndrome de abstinencia en una cuestión física yo no estoy de acuerdo con dicha teoría) .

¿Por qué fumar es una necesidad psicológica y no física? En el próximo capítulo te lo explicaré.

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Muchas gracias

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